Los hechos no cambian, ¡tu actitud sí!
Te has puesto a pensar cuanto tiempo del día vivimos en el pasado o en el futuro y no aprovechamos el presente.
Te cuento una historia que puede sonarte familiar:
Un padre de familia sale con el auto a llevar a sus menores hijos al colegio y en el camino hay un tráfico inusual, el padre empieza a impacientarse, toca la bocina desesperadamente, golpea el volante, y genera un ambiente tenso y negativo dentro del auto, sus menores hijos se asustan, el padre está desesperado porque tiene una junta importante a la que llegará tarde, luego de varios minutos puede avanzar y sigue quejándose durante el trayecto, por fin deja en el colegio a los hijos y los despide casi sin darse cuenta porque su cabeza está en la junta, llega media hora tarde, se justifica con el tráfico y empieza a hablar respecto a lo sucedido, insume varios minutos comentando sobre ello, continúa su día laboral mientras se pone a pensar en el mal momento que le hizo pasar a sus menores hijos, eso no lo deja trabajar tranquilo y su jornada se vuelve improductiva, debe llevar trabajo a casa, los hijos lo esperan para hacer las tareas, sin embargo el padre llega y comunica que no lo interrumpan por que tuvo un día infernal y tiene que acabar con los pendientes del trabajo; llegada la medianoche se va a acostar, pero no puede conciliar el sueño dado que siente remordimiento por que no ayudó a hacer las tareas a sus hijos por la noche, el insomnio lo aqueja y apenas puede pegar los ojos, al día siguiente va al trabajo con sueño y pensando en la mala noche que pasó.
Surgen las preguntas ¿cuántos de nosotros estamos viviendo nuestros días como este padre de familia?, ¿cuánto tiempo estamos dejando de vivir en el aquí y ahora? y ¿cuánto tiempo estamos desperdiciando en un pasado que no volverá y en un futuro aún inexistente?
Si el padre de familia hubiera aceptado el hecho que no estaba en sus manos controlar el tráfico, ¿Cómo cambiaría la historia?
Teniendo este nuevo escenario te la vuelvo a contar:
Un padre de familia sale con el auto a llevar a sus menores hijos al colegio y en el camino hay un tráfico inusual, se da cuenta que no está en sus manos controlar el tráfico y decide llamar al trabajo para avisar respecto al inconveniente, toma consciencia que Dios le está regalando la oportunidad de estar con sus hijos un tiempo que usualmente no tiene, aprovecha ese momento para conversar con ellos hasta dejarlos en el colegio y convertir este inconveniente en un momento mágico, llega súper motivado al trabajo sin preocupaciones y logra un día laboral muy productivo, llega a casa para ayudar a sus hijos con las tareas y duerme tranquilamente; a diferencia de la historia inicial esta vez el Padre disfrutó de cada momento de su día.
¿Te has puesto a pensar que el hecho de estar presente y aceptar las situaciones que no podemos controlar, pueden hacer una gran diferencia en nuestras vidas?
Los hechos complicados se presentarán en nuestras vidas y muchas veces no está en nuestras manos controlarlos, sin embargo, lo que si está en nuestras manos es manejar nuestra actitud hacia ellos.
Te propongo algo, cuando tengas un momento complicado que no esté en tus manos controlar, como el tráfico, la cancelación de un vuelo o la actitud de las personas, toma consciencia de ello, acéptalo, respira y aprovecha la situación para convertirla en un momento mágico y verás que las cosas fluirán de una mejor manera, ¿te animas?
No gastes tu energía en cosas que no puedes controlar, inviértela en lo que si puedes ¡tu actitud!
Renzo Patiño Cornejo
Ing. Civil, Mg. en Gestión Tecnológica Empresarial, Conferencista y Coach profesional internacional.