Hasta ahí todo claro. Sin embargo, un error muy común es solo centrarnos en enviar el mensaje y no escuchar la respuesta, más conocida como retroalimentación. Esto genera que, como emisor, solo informemos.

Si eres jefe o líder de un equipo, es muy importante tu forma de comunicar. No nos confundamos con dar mensajes claves que contengan solo indicaciones. Es importante escuchar lo que nos dice nuestro receptor. Este receptor puede estar conformado por una o más personas. Por ejemplo, si pedimos realizar un informe para mañana en la tarde, es importante saber si el equipo lo puede hacer. ¿Qué pasaría si justo ese día ya tenían otro informe que presentar o si no está el personal completo o si el sistema está fallando y le están dando mantenimiento? La clave aquí es comprometer al equipo y para ello podemos hacer uso de una pregunta poderosa: “Necesitamos el informe con urgencia, ¿para cuándo podrían tenerlo listo?” El equipo se pondrá de acuerdo y dará una fecha y hora exacta. Así elevas el nivel de responsabilidad y puntualidad, ya que son ellos quienes están planteando la solución.

Este simple cambio, puede ser una revolución y puede motivar a todo el equipo, porque va a ser decisión de ellos hacer o no horas extras para cumplir con el plazo que ellos mismos se han trazado. 

Recuerda siempre generar espacios de comunicación, espacios que brinden a tu equipo la posibilidad de ser escuchados y considerados a la hora de tomar decisiones.

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